Todos o la mayor parte desearíamos un mundo de paz y amor
hipotéticamente hablando. Lo vemos como una cosa que debe producirse
externamente y a la vez algo lejano y como si no dependiera de nosotros; pero
el gran cambio de evolución del ser humano está en las manos de cada uno. Para
erradicar las guerras y otros aspectos destructivos de la humanidad, un gran
número de seres deben trabajar sobre sí mismos, para establecer en su interior
la serenidad.
Aquí el 1 + 1 suma, si todos tuviéramos paz interior la
guerra no podría darse.
Así que el primer paso es lograr la paz con nosotros mismos
y luego por extensión la paz con el mundo.
Hay una cosa sencilla que todos podemos hacer a diario y que
tan sólo requiere de unos pocos minutos al día: recogernos e invitar al
silencio para que nos acompañe. También se pueden hacer muchas más cosas…
existen los métodos de meditación, las religiones
y maestros que han legado su ideología
-como por ejemplo Osho- cuyos textos son de una autenticidad y
profundidad que cualquier libro suyo puede crear buenas semillas en nosotros…
hay conferencias, libros… y el Ho’oponopono
método sencillo de realizar pero operando grandes cambios en nuestro ser. Hay
que buscar lo que pueda ayudarnos en este sentido, el abanico es muy amplio, yo
sólo he comentado aquello que he experimentado.
Vivimos en una sociedad muy ruidosa, que absorbe nuestra
mente, distrayéndola en multitud de cosas externas y así difícilmente puede
descansar y observarse a sí misma para poder transcenderla y dar el salto de una existencia mental a la
existencia de la consciencia.
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