Nuestros pensamientos son
como semillas, según sea la calidad de éstas darán frutos de determinadas
características. Si son positivos obtendremos mejor estado interno, si son
negativos crearemos desasosiego. Aprender a discernirlos es importante, ya que
nuestro estado anímico se verá muy beneficiado si optamos por los positivos e
intentamos contrarrestar los negativos; para ello podemos optar por la ley de sustitución eligiendo uno
positivo contrario al negativo. Por ejemplo si tenemos pensamientos pesimistas
y de incertidumbre, podríamos sustituirlos por: “ahora me siento seguro/a y
avanzo con alegría”, si creo que me falta simpatía: “soy simpática” o si estamos nerviosos: “estoy
tranquilo/a, tengo paz”. Seguramente al principio no creeremos lo que estamos
afirmando, pero no importa serán semillas que irán al subconsciente y, si somos
constantes, notaremos como crecen esos
pensamientos en nosotros y además sentiremos que se van convirtiendo en una
realidad, pasado un tiempo de haber trabajado con ellas. Muchas emociones
negativas son inducidas o alimentadas por los pensamientos negativos, así que
también mejorará nuestro estado emocional. Podemos elegir las afirmaciones sustitutorias desde
nuestro fuero interno o tomarlas de algún libro, si nos gustan y parecen
efectivas para la situación por la que estemos
atravesando. Es importante que se realicen de forma afirmativa, en presente y
recitarlas o escribirlas a diario durante un tiempo, para que arraiguen en nuestro subconsciente.
Los pensamientos son
veloces y estamos acostumbrados, más que a pensar, a ser absorbidos por ellos y
seguir su hilo de conducción de forma inconsciente. Pasamos de un pensamiento a
otro con rapidez, nuestra mente dialoga con nosotros o con otros, es infatigable en este
aspecto, es como si quisiera monopolizarnos. Necesitamos hacernos más conscientes
de la calidad de lo que circula en nuestra mente, para poder discriminar lo negativo, lo que daña nuestra autoestima,
lo que hace frenar nuestros proyectos, lo que no nos deja evolucionar y así
poder aplicar la ley de sustitución con el fin de cambiarlo.
La ley de sustitución es de fácil aplicación, sólo se necesita crear
el hábito de repetir la afirmación positiva a diario, durante un período de tiempo determinado. Seguramente
hasta que la sintamos como auténtica, cuando seamos capaces de identificarnos
con la afirmación y sintamos el beneficio de su efecto. Podemos hacerlo de
forma escrita, oral o mentalmente, pero si es importante instaurar una rutina
diaria, para conseguir que sea efectiva. Por propia experiencia puedo decir que
tras aplicarla con asiduidad y de forma escrita, he sentido una gran mejoría en
mi forma de pensar, produciendo cambios armoniosas en mi vida. Es un método
sencillo que puede proporcionarnos una mejoría de nuestra mente, produciendo
cambios externos, si somos constantes. Entre otras cosas nos ayudará a crear
más optimismo en nuestra vida. Quizás no sea la panacea para todos nuestros
males, pero nos aligerará el peso de la negatividad y nos sentiremos más
livianos en nuestro día a día.
Por último recordar que
Louise L. Hay en muchos de sus libros hace referencia a las afirmaciones
positivas y que en concreto en su libro “Sana tu cuerpo” tiene afirmaciones creadas para cada tipo de dolencia corporal.
Trabajando con ellas se puede eliminar la pauta mental que la ha creado y así
mejorar nuestra salud corporal.