martes, 29 de julio de 2014

Autoestima: coger el timón de nuestra vida.



 Generando autoestima.
Obra de: "Rosa Mª Gallego"




Autoestima es aceptarnos con nuestros puntos fuertes y débiles.

Es valorar nuestras cualidades y apoyarnos en ellas.

Es no abandonarnos cuando nos sentimos mal, pasamos por una crisis o tenemos dolor emocional.

Es  ser sinceros con nosotros mismos, sin poner tapujos, poder ver la realidad sin maquillarla- aunque nos disguste y a veces pueda dolernos.

Es acoger todas nuestras emociones, sin cribar las desagradables sino más bien descifrar sus mensajes.

Autoestima no es complacer siempre a los demás y ponernos en último lugar, sino ver mis necesidades y también las de los otros y si fuera conveniente mirar de llegar a un acuerdo justo,  actuando con asertividad.

Es  saber poner límites  a los otros, si fuera oportuno en un momento dado.

Es valorar nuestra propia individualidad, peculiaridad como ser humano y no renunciar a ella para ser como otros quieren que seamos o agradarles, adaptándonos a un  rol que no tiene nada que ver con nosotros, pero que adoptamos por miedo al rechazo y la soledad.

Es aceptar que no podemos gustar a todo el mundo y  no sentirnos heridos si alguien nos rechaza o da esquinazo. Es poder verlo como una cuestión de falta de afinidad sin personalizarlo ni sentirnos heridos, aunque nos sepa mal, pero sin dramatizar estos acontecimientos.  Quizás  deberíamos centrarnos en ver con quien congeniamos más y nos sentimos más a gusto y poner ahí nuestra energía; ponerla donde vaya a ser bien recibida. Si nos cierran las puertas ¿para qué vamos a insistir? Otras se abrirán.

Es tratar con respeto a  los demás y a nosotros mismos.

Es  reconocer  nuestros errores para poder mejorarnos y crecer como personas.

Es perdonarnos por nuestros fallos.

Es tener en cuenta a los demás, pero sin olvidarnos de nosotros mismos.

Es saber escuchar lo que sentimos por dentro  y ver que necesitamos en cada momento.

Es aprender a amarnos y respetarnos a nosotros mismos y también a los demás.

Es cuidar de nuestro cuerpo proporcionándole buenos alimentos, ejercicio y no tomar sustancias tóxicas.

Es encontrar un espacio para aquellas cosas que nos gustan y nutren nuestra alma.

Es perseguir nuestro sueño personal.

Es poner nuestra energía en las cosas que son realmente importantes para nosotros y no malgastarla en críticas baldías y pequeñeces.

Es estar en paz con nosotros mismos y abiertos a la vida.

Es confiar en el proceso de la vida y pensar que de todo aquello que nos ocurra, algo podremos aprender siempre.

Si a alguna persona le gustan los cuentos, con referencia a la autoestima puede conectar con:


www.poesiadesdelalma.blogspot.com  (entrada 22 enero 2014)
apartado cuentos: El elefante rosado” 




viernes, 11 de julio de 2014

Exposición colectiva en CT Art GAllery (Reus -Tarragona-)

 
 





Exposición Colectiva "Saló d'Estiu" en Reus (Tarragona), en CT Art Gallery:

del 11 al 27 de julio

Inauguración 12 de julio a las 19:30 h.

CT ART GALLERY

Carrer de Santa Anna, 6

43201    REUS   TARRAGONA ( SPAIN)                                  


 

jueves, 29 de mayo de 2014

El arte y la belleza: reflexión




Parece ser que sobre el tema de la belleza cada persona tiene unos parámetros personales. Lo que es bonito para unos, para otros no lo es. Así es que no encontraremos una respuesta unánime. Sin embargo si hablamos de moda, sí hallaremos más fácilmente clasificaciones y adeptos para cada una. Aunque aquí podríamos preguntarnos: ¿por qué seguimos una moda?, ¿por qué se lleva o por qué nos gusta? Estas cuestiones trasladadas al arte, ya hace tiempo que me han hecho reflexionar.

La belleza no es sinónimo de perfección. Una cosa o una imagen pueden ser bellas sin poseerla. Desde mi punto de vista, totalmente subjetivo claro está, la belleza es un tipo de energía que irradia a través de una forma. Es algo que se capta sensorialmente, que deleita nuestros sentidos, que nos exalta de alguna forma y causa una resonancia positiva en nuestra alma, dejándonos con una sensación de plenitud.
 
En la actualidad el artista goza de total libertad: temática, técnica, estilo… no tiene ataduras que le ciñan a unas determinadas normas, como antaño. Así es que no tiene límites. El arte desde ya hace algún tiempo engloba diferentes vertientes:  realista, visionario,  protesta,  abstracto, figurativo, matérico, expresionista…. Y aun así parece que poco a poco se va alejando de la belleza, genéricamente hablando -pues hay también muchas excepciones- para centrarse puramente en la forma. Quizás falta conjugar una forma estética con  un fondo energético positivo, que podría devolvernos de nuevo a ver más belleza en el arte.  Este no deja de ser un reflejo de una sociedad y la nuestra mayoritariamente es bastante materialista, debido a que hasta la fecha ha imperado un exagerado consumismo, que quizás ahora con la crisis se irá transformando por pura necesidad. Se tendría que encontrar una economía más ecológica y ecuánime, donde no sólo se tenga en cuenta la explotación para las ganancias pecuniarias -que ha ocasionado tanta devastación, sino que también debería valorar  otros aspectos más humanos.

Creo que la verdadera belleza no necesita de filosofías, ni teorías para gozarla, sencillamente nos llega y  nos llena interiormente, con su irradiación. Nos  atrae hacia su campo magnético y participamos de su vibración. Eleva nuestro estado anímico. Puede presentarse desde cualquier estilo, sólo hace falta estar dispuestos a encontrarla y  tener la paciencia necesaria para saber esperar  y poder expresarla. Dependerá del grado de sensibilidad personal  de cada uno poder apreciarla, con mayor o menor intensidad.


¿Por qué no intentar atraer más belleza y estética para nuestras obras? Originariamente la belleza iba de la mano del arte, pero un día poco a poco  empezaron a distanciarse.



viernes, 23 de mayo de 2014

Perseguir, alimentar y realizar nuestros sueños





 Observando: obra de "Rosa Mª Gallego"


Nuestros verdaderos sueños personales en ocasiones pueden sentirse como necesidades vitales, más que como ilusiones. Podemos desear muchas cosas y podemos ilusionarnos con ellas, pero también pronto nos cansaremos y alejaremos, dejándolas de lado.  Creo que cuando el deseo se convierte en una necesidad prioritaria, quizás sea la señal de que es nuestro verdadero sueño personal, siempre que sea creativo y sano, claro está. Este tipo de sueño nos estimulará, nos dará fuerza, motivación, ganas de construir, crear... nunca nos permitirá dañarnos ni dañar a nadie. Más bien querrá ser una contribución social. Los hay de muy diferentes tipos: de creatividad, investigación, pedagógicos, asistir y cuidar de otros, sociales... el abanico es muy amplio; cada cual puede escucharse a sí mismo y ver qué es lo que realmente le estimula y saber poner allí su energía. Nuestro verdadero sueño podrá dar a nuestra existencia un eje que podrá convertirse en una especie de columna vertebral, que permitirá enderezar nuestra vida y movernos con pasión en el día a día. Nos dará energía para ir  derribando posibles obstáculos y  tener la suficiente paciencia de ir paso a paso hacia la meta propuesta.

También es posible que hallemos nuestro sueño por pura casualidad, sin saber que teníamos una predisposición innata hasta haber conectado con él, por puro azar de unas determinadas circunstancias. Sea como sea nuestra intuición nos dirá que lo sigamos.

Para algunas personas este objetivo es tan claro, que ya de pequeños son conscientes de él y cuando crecen se ponen a realizarlo de inmediato, otros tendrán que descubrirlo y unos cuantos aún conociéndolo lo extraviarán para reencontrarlo más tarde.

En mi caso a los 7 años me encantaba hacer dibujos para otros niños, por el puro hecho de crearlos y entretenerme. Cuando me preguntaron en el colegio que quería ser de mayor, respondí con convicción y seguridad: pintora; pero luego los años pasaron y no supe elegir correctamente mi salida profesional, pues en aquel momento no sabía que las hubieran y fueran rentables en el campo artístico, para poder vivir de ellas. Así que derivé en una formación profesional administrativa y empecé a trabajar cuando finalicé los estudios. Esta mala elección me pasó factura años más tarde física y psicológicamente. Dentro de mí algo me decía que me había equivocado en algo muy importante: la profesión tenía que ser vocacional y seguramente las fuerzas creativas que existían en mí, al no poder darles salida, se revelaron en forma de ansiedad y desasosiego. De todas formas esta sublevación energética hizo que me pusiera en marcha y subsanara el hecho de haber menospreciado el arte, arrinconándolo en mi vida. Así es que la ansiedad vivida en aquellos momentos fue el motor de búsqueda incesante de un espacio para poder dedicarme al arte: un taller. Esta necesidad fue vivida más fuerte que el hambre y el sueño, era vital realizar cambios en mi vida para poder sanar. Así que también empecé a encontrar tiempo para pintar después del trabajo y también incluí los fines de semana, ya que esta actividad me demandaba cada vez más tiempo y dedicación. También me matriculé en una escuela de arte, para adquirir los conocimientos básicos, aunque prácticamente me considero autodidacta, pues nunca he seguido al pie de la letra  los tecnicismos pictóricos. La práctica, experiencia y descubrimientos del día a día del propio artista creo que es lo que le hace  progresar. Poco a poco mi destreza fue  prosperando y poco a poco pude darle una salida más profesional a mi arte, con lo cual también mejoró mi estado emocional y crecimiento interior.

En la actualidad tengo dos trabajos: uno profesional que me da una cierta estabilidad y el otro artístico vocacional más inestable, pero me siento en paz conmigo misma por poder canalizar las energías creativas y mostrar mis obras en exposiciones y ferias, sabiendo que podrán verlas y adquirir alguna en cualquier momento. Por otro lado esta circunstancia laboral dual me da más libertad para crear y recrearme en cada obra que realizo,  sin estar sometida a presiones por plazos impuestos por terceros.

Iniciamos nuestro sueño como se pueda, es como el andar de los niños, no saben pero intentan levantarse y un pie sigue al otro y poco a poco empiezan a andar. Al principio no dominas los pinceles ni tienes precisión en los trazos, podría decirse que hay hasta cierta torpeza; pero lo importante es experimentar, la misma pasión con el pasar de los días, junto con el estudio y la observación hace que se progrese y como no también existe el factor inspiración, que sólo nos pide para asistirnos que estemos trabajando.

Sabes que persigues un sueño, quizás sea una quimera; ni tan siquiera se tiene la certeza de que se va a llegar al final del camino, tan sólo se sabe que se está en la ruta que nuestra alma ha elegido, porque conoce que está destinada a seguirla y sabe que para hallar cierta paz tiene que recorrerla y  que de no hacerlo podría, aunque fuera en un recóndito lugar, sentir cierta frustración.

Día a día también nuestro sueño personal nos alimenta  y nos hace crecer como personas y lo más bonito es que la realización de nuestro sueño también alimentará a otros.



jueves, 3 de abril de 2014

Emociones: soltar algunas es sanar




Anaranjado: Obra de  "Rosa Mª Gallego"

 
Algunas  emociones como  el miedo, la culpa y el resentimiento deberían ser manejadas con cautela, para no albergarlas demasiado tiempo en  nuestro interior y darles cabida sólo para sentirlas cuando se producen y  dejarlas marchar,  una vez hemos procesado la información que nos  traen.  De no hacerlo nos exponemos a su toxicidad, que podría repercutir física o psicológicamente. Es bueno sentir las emociones, pero tenemos que aprender a gestionarlas.

Estas  tres emociones deben ser observadas cuando emergen, ver que las ha provocado, responsabilizándonos y tomando nota sobre las verdades que nos traen  y ver si nos invitan a realizar algún cambio, pero sin olvidar soltarlas cuanto antes. Para ello será necesario no alimentarlas demasiado  con nuestro diálogo interno ni externo, para no crear un ancla.

El resentimiento crea un ancla en el pasado que  se alimenta y crece con la crítica. Cada vez que recordamos un resentimiento,   nos conectamos con su toxicidad, así que mejor dejarlo marchar. Eliminarlo de nuestra memoria.

Muchas veces el resentimiento está relacionado con nuestro orgullo, con nuestra personalidad. Si dejamos de personalizar todo lo que nos acontece en nuestras relaciones,  aprendemos a aceptar la realidad de los otros, a no formarnos expectativas  y asumir que no somos el centro del universo, podremos disminuir los resentimientos. Eso sí, siempre cribando que situaciones y personas son las que nos convienen, para nuestro bienestar; pero sin estar en pie de guerra con ellas por sus acciones. Si algo no nos gusta, lo expresamos para ver si se produce un cambio, marcamos nuestros límites y en última instancia, si la cosa no mejora, siempre podremos alejarnos.

La culpa posee una toxicidad, que en grado extremo nos carcome por dentro y no nos deja descansar. Es una mala compañera, se lleva la paz y en ocasiones puede  mermar la autoestima. La culpa debería no durar más de 10 minutos, el tiempo suficiente para reciclar los hechos, atender lo que nos dice nuestra conciencia y efectuar los cambios necesarios, para evitar en el futuro el mismo resultado. Recordar que somos humanos y estamos aquí para aprender de nuestros errores. Cada día es una página en blanco por escribir y empieza una nueva oportunidad para hacerlo mejor. Es posible que cometamos equivocaciones, nos caemos y nos levantamos de nuevo; aprendemos de nuestras experiencias.

Para evitar la toxicidad de esta emoción es importante estar alerta y no dejarse perseguir ni aprisionar  por sus sermones.

En cuanto al miedo puede reflejar  una falta de confianza. También puede producir un estado de alerta. Nos pone a  la defensiva, a la expectativa para que tengamos cuidado con lo que tenemos que enfrentar, ya se trate de una situación o una persona. No hay que evitarlo, es bueno escucharlo y ver que esconde o que información nos quiere transmitir. Con él ocurre lo mismo que con las dos anteriores emociones, que ya hemos comentado, es bueno verlo, pero no alimentarlo con nuestra imaginación. Ver si se trata de un miedo palpable del presente o proyectado en el futuro. Los miedos del futuro se pueden erradicar centrándonos en el aquí y el ahora, concentrándonos minuto a minuto; tomando las medidas necesarias de previsión y haciendo cuanto está en nuestras manos, pero sin contaminar el presente con una imaginación negativa. No adelantemos acontecimientos y pongamos nuestra energía en la confianza y esperanza. Lo que el futuro nos deparará, ya lo veremos; pero que no se nos escape el presente paralizados por el miedo. El futuro se construye con las energías del día a día y el factor destino. No podemos controlarlo todo, pero si podemos aprender a tener una actitud positiva y confiar en la vida, que es nuestra maestra.

El miedo en las relaciones: si en una relación hay miedo, habrá que examinar que lo provoca. Tendremos que distinguir si es un miedo del presente o uno que se revive del pasado o si son miedos que nos ocasiona una determinada situación o persona.

En el primer caso tendríamos que trabajar nuestros miedos internos del pasado, afrontarlos  y liquidarlos. En el segundo trabajar nuestras inseguridades.  Por último,  si  se tratara de una persona en particular,  estudiaremos cautelosamente la situación, incluida la persona  -ya que quizás nuestra intuición quiere hablarnos a través de ese miedo-. Nos tomaremos el tiempo necesario para discriminar si se trata de una relación tóxica; si ese fuera el caso no olvidemos tomar cierta distancia interior, cuando tratemos con ella. En casos extremos, si vemos que están destruyendo nuestra autoestima y nuestros límites, cortar por lo sano la relación. Donde no hay respeto, no puede afianzarse la confianza. Donde hay miedo, no puede haber amor, porque no puede fluir.

Aprender a gestionar nuestras emociones nos aportará más paz a nuestras vidas. No olvidemos, que como todo aprendizaje, nos llevará tiempo para poder realizarlo con soltura, pero lo importante es empezar.

Recomendable es, sobre este tema, el libro “La Sabiduría de las Emociones” de Norberto Levy.




jueves, 20 de marzo de 2014

La medicina del perdón





El saber perdonar nos trae salud a nuestro cuerpo, ya que nos libera de la toxicidad que trae consigo el rencor.

A veces parece que es más fácil perdonar desde una consciencia religiosa, porque invita a ejercerlo, se nos recuerda su importancia; pero creo que en la sociedad en que vivimos, donde se rinde un culto excesivo a la personalidad, donde la empatía no abunda, la cualidad del  perdón está velada por el orgullo personal y por una falta de potenciación de los valores espirituales. Estos valores existen, pero minoritariamente. Así que desde mi punto de vista, tendremos que aprender a ejercitar con más soltura el perdón,  por la sencilla razón que nos ayuda a liberar el  resentimiento y a no cerrar nuestro corazón. No es nada fácil perdonar cuando sentimos que nos han herido, se han burlado o no nos han tratado con respeto, pero  si somos conscientes que perdonar también es una cuestión de salud, quizás nos será más fácil. Nos permite no endurecernos y nos invita a aumentar nuestra comprensión para así poder ejercer el perdón. Nos ayuda a madurar y a crecer como personas y lo más importante nos reporta salud física y psicológica.

Perdonar no quiere decir tolerar. Perdonar es liberarse del rencor  voluntariamente y tolerar es permitir, no hacer nada para que alguna situación que no nos favorece cambie. Son dos cosas bien distintas.

Se trata de perdonar para preservar nuestra salud física y mental. Sencillamente nos sentiremos más ligeros haciéndolo y también nuestro corazón espiritual lo agradecerá. Perdonar es liberar nuestra memoria de la  toxicidad del dolor de un recuerdo. Si aprendemos  a hacerlo  en el momento en que se produce un hecho, ayudamos a nuestra memoria a no almacenar más dolor, dejamos de acumularlo. En cuanto al que ya tenemos almacenado, ese por si solo irá saliendo dosificado en determinadas situaciones, ofreciéndonos en cada una de ellas la posibilidad de ser sanado. Todo dependerá de que estemos los suficientemente despiertos en ese momento, para revivirlo sin resistencia alguna a plena conciencia y no dialogar con él, solo verlo, para que nos traspase y se marche para siempre. Esto no es fácil, pero intentarlo ya es  un verdadero  reto que tiene su mérito. Retener el dolor con el resentimiento, no nos ayuda a evolucionar ni a ver las cosas desde el presente, sino que nos ata al pasado y obstaculiza el  vivir  el hoy con plena libertad, ya que arrastramos con nosotros ese dolor que no supimos liberar.



Cristo
Obra de: "Rosa Mª Gallego"

 
Nos urge aprender y hacer del perdón un hábito en nuestras vidas para poder mejorarla. Como todo nuevo hábito nos va a costar incorporarlo, pero todo es cuestión de práctica; un día tras otro, no importar que a veces no lo consigamos de buenas a primeras, pero si es importante reconocer que necesitamos implantarlo en nuestras vidas, para poder subir un escalón más en nuestro crecimiento espiritual y también para preservar nuestra salud.

Cuando nos cuesta perdonar el primer paso es tomar conciencia de la resistencia de no querer hacerlo y sencillamente observarlo. El segundo paso  podría ser aplicar las palabras del “Ho’oponopono” como si de un mantra se tratara: “lo siento, perdona, te amo, gracias. Repetirlo hasta que notemos que nos calmamos en nuestro interior”.

Al igual que desecharíamos alimentos insalubres, también debemos limpiar nuestra mente y nuestro corazón de los elementos tóxicos que se hayan instalado, por negligencia, porque por lo general no se nos educa para perdonar, sino todo lo contrario para albergar resentimientos, sentimientos de revancha, venganza y en casos extremos para el odio.  Cansados estamos de oír en conversaciones: “me la va a pagar….”, “este se va acordar de mí…”, “pero que se ha creído… se la voy a devolver….”.

Creo que tenemos que empezar cuanto antes, para ir deshaciendo poco a poco, todo el dolor que la humanidad ha acumulado y hay que empezar por uno mismo, hasta que consigamos extenderlo mayoritariamente; creo que sería necesario instalarlo en la educación de nuestros hijos, si queremos una sociedad más humana, más espiritual. Eso sí, sin dogmatismos, ni imposiciones, todo de forma natural y desde el libre albedrio. Creo que en este caso  además de las reflexiones y las palabras, es importante practicar con el ejemplo, los niños son muy miméticos.    

Recordar que si en una familia la falta de perdón está instaurada, será fácil que puramente por aprendizaje los hijos también lo adquieran. Claro que habrá, como siempre, la excepción de la regla y aun así habrá niños que ya vienen con el perdón gravado en su corazón desde su nacimiento, pero estos serán pocos. 


Desde aquí hago una invitación a probarlo, a experimentar como nos sentimos por dentro cuando perdonamos al momento. Se puede debatir aquello que no nos gusta o no estamos de acuerdo desde una posición más neutra, más pacífica y también quizás podemos esperar a hacerlo en otro momento en que sintamos que el otro está más predispuesto, menos cerrado.  

¿Qué nos puede ayudar a perdonar? Ya sabemos, que no siempre es fácil, así que podemos recordar que muchas veces las personas decimos las cosas sin pensar, puro automatismo; otras sencillamente no actuamos bien porque estamos reviviendo una herida emocional o porque la negatividad se ha apoderado en aquel momento de nosotros. Creo que ver que la gran mayoría actuamos de forma inconsciente, quizás nos pueda ayudar a tomar más perspectiva y a personalizar menos las acciones o respuestas que recibimos de los otros.  Para las personas que profesen algún tipo de fé religiosa, pueden apoyarse en su religión para tomar fuerzas.

La medicina del perdón es gratuita y está al alcance de todos, solo  hay que querer tomarla y ponerla en práctica.

Por último me gustaría transcribir unas palabras del libro “Los diez secretos para el éxito y la paz interior” de Wayne W. Dyer que dice así:

“…Básicamente estoy instándole a que deje de tomarse su vida de una manera tan personal. Puede poner fin a cualquier sufrimiento recordándose a sí mismo que nada en el universo es personal. Evidentemente, le han enseñado a tomarse la vida de una manera muy personal; pero se trata de una ilusión. Doblegue su ego y libérese del todo de tomarse nada en absoluto personalmente.”     

 

lunes, 10 de marzo de 2014

Pintura simbolista

  
Amor incondicional:
obra de "Rosa Mª Gallego"



Pintura simbolista, desde mi punto de vista, es aquella que para expresar una idea gráfica utiliza una serie de símbolos, quedando así metafóricamente expresada. Es una pintura que sirve para expresar ideas, así como sentimientos. Podemos pintar por ejemplo:  la tristeza, la alegría, el amor, la humildad, la bondad, la paz, la compasión, la esperanza –por citar algunos. Para poder expresarlos necesitamos inventar o escoger unos símbolos que nos permitan vivenciar la obra y sentirla, sobretodo sentirla. Creo que en este tipo de pintura el sentimiento es muy importante; la obra debe irradiarlo. Es también importante pintar desde el alma, el yo interior, con el corazón.
 

Su importancia no estriba en la técnica ni textura sino en su contenido.


El artista simbolista tiene alma de poeta y es su alma la que crea todo un lenguaje plástico, capaz de definir y transmitir su mensaje interno.
 

Si repasamos la historia del arte podríamos citar a muchos pintores, pero por escoger unos pocos :  Moreau,  Edward Burne-Jones,  Blake.




 

jueves, 13 de febrero de 2014

El artista como explorador : al encuentro de nuevos caminos





Dicen que para ganar hay que arriesgar… Para hallar nuevos caminos en el arte también  tenemos que arriesgar…  olvidar lo conocido y partir de cero en cada creación. Experimentar constantemente, estar abiertos, receptivos a lo que el cuadro quiere comunicarnos. Algunas veces ocurre que estamos tan obcecados en una idea de lo que queremos conseguir, que nos cerramos al diálogo del cuadro y al mismo tiempo negamos la propia personalidad  de la obra que quiere  nacer. ¿Cómo nos podemos dar cuenta de ello? Pues en alguna ocasión me ha ocurrido estar pintando sobre el cuadro colores perfectamente compatibles y al mirar el  cuadro ver que este los está rechazando. Esto parece bastante absurdo, pero así es. Lo miras, lo vuelves a mirar, no lo entiendes… pero percibes que el cuadro quiere otros colores. ¿Cuáles? Pues no lo sabemos, ahí está el enigma de la cuestión. Aquí comienza un proceso de búsqueda: pruebas un color, después otro… y así tantas veces hasta que algo en tu interior te dice que  está mejor. Tengo que decir que me he encontrado con algún cuadro que realmente ha sido muy caprichoso, en cuanto al color se refiere y que me ha costado mucho ajustarlo a sus necesidades y en algún que otro, me he quedado a medio camino, sin conseguirlo.

Otras veces al ir escuchándole, mirándole… nos hace rectificar su estructura o composición, no importa, lo que haga falta. Si hay que rectificar se rectifica una vez o las que sean necesarias. Este proceso también se repite en composiciones que han sido poco elaboradas en boceto y al estar poco estructuradas e inacabadas, porque quizás la idea todavía no ha madurado del todo, se producen más cambios que en otras ocasiones para poder rehacerlo, dejando alguna que otra cicatriz, de alguna que otra operación de rectificación. Tengo cuadros que si los miras muy de cerca las percibes y en otros hasta podrían tocarse con la mano por su relieve. Este efecto puede agravarse más si la rectificación resulta insuficiente y finalmente derruimos su estructura aprovechando tan sólo unos pocos rasgos iniciales,  por ser sus trazos más gruesos o por tener ya varias capas de rectificaciones. También las personas tras el paso de la vida  vamos acumulando cicatrices, bien sea en el cuerpo o en el alma; así que tampoco debemos valorarlas como algo feo, sino como un proceso que ha sido necesario para salvar o hacer madurar nuestra obra.

El artista explorador no sabe bien que es aquello que busca, pero si sabe distinguir  cuando lo que tiene delante no le satisface y ahí empieza su andadura de constantes cambios en un mismo cuadro, en un hacer y deshacer constante y a veces compulsivo y obsesivo hasta que queda  satisfecho del resultado que obtiene o se rinde porque siente que ya no puede ir más allá. Muchas veces llega al límite y la obra que tiene entre manos se debate entre ser acabada o derruida por una versión o tema nuevo, de mejor resolución. Es un inconformista nato, pues no se conforma con el primer resultado si en sus entrañas algo le dice que se puede mejorar y es un rebelde, porque se rebela ante las dificultades que le ofrece la obra y lucha con todas sus fuerzas por salvar cada una de ellas.

Ni que decir tiene que esta forma de abordar el trabajo es muy laboriosa, ya que algunas veces antes de finalizar una tela, esta ha vivido en si misma cuatro o cinco versiones, a veces bastante diferentes unas de otras. También requiere valor. Sí, valor para cuando después de mucha lucha  se llega a un resultado aceptable - pero no siendo  todavía satisfactorio-   se va en busca de lo desconocido, sabiendo que se arriesga a perder todo el esfuerzo que ha invertido hasta aquel momento y que no es poco.

El artista explorador pocas veces queda satisfecho totalmente, pero finaliza sus obras porque reconoce sus límites y sabe que obra tras obra su arte mejora y para ello es importante empezar otras. Es alguien que sin saberlo ni proponérselo quizás pueda abrir nuevos caminos.


 

sábado, 8 de febrero de 2014

Cuentos que sanan




El elefante rosado: cuento de "Rosa M. Gallego".


Podemos leer  o escribir cuentos  para nutrir nuestra alma. Los escribimos simplemente porque nos gusta y disfrutamos haciéndolo, porque quizás tenemos facilidad para ello; pero también podemos hacerlo  para  atender nuestros sentimientos  y sanar heridas emocionales. Los cuentos son narrados con mucha simbología que conecta directamente con nuestro subconsciente y también con nuestra alma. Muchas veces  los cuentos exponen un problema y finalmente  nos narran un desenlace feliz, que traerá paz  y comprensión a nuestro niño interior. En mi caso puedo decir que me gusta escribir cuentos desde que era bien pequeña, pero desde hace unos años me he dado cuenta que también pueden aplicarse para realizar arte-terapia, con muy buenos resultados. Pueden ayudarnos a traspasar crisis emocionales y atender nuestros sentimientos de una forma constructiva.

Dentro de nuestro niño interior existen sentimientos muy fuertes que necesitan ser  liberados, acogidos, comprendidos, esclarecidos para poder trascenderlos y  poder ofrecerles su maduración.  El cuento nos permite exagerarlos cuanto nos sea necesario –ya que nuestro niño herido en ocasiones puede ser muy dramático- y poder procesarlos mientras lo vamos escribiendo.  No hay censura, todo es posible, gracias a su lenguaje simbólico. La magia que tienen los cuentos nos hacen  potenciar  también nuestra fe en nuestros sueños y en la resolución de los problemas. Nos dan energía para allanar obstáculos.

Podemos narrar la historia de un cuento  para encontrar  un desenlace que va ser  el bálsamo para cicatrizar alguna que otra herida emocional. En un cuento no hay límites, como en la realidad, todo es posible y el desenlace está en nuestras manos.

Los cuentos pueden ser escritos de forma espontánea e inspirada, sin tener un argumento de antemano o bien podemos empezar a escribirlos siendo conscientes de que queremos resolver un problema concreto,  que lo traduciremos en símbolos. En esta segunda opción empezamos a escribirlo exponiendo lo que sentimos, sin saber cuál será su final, pero sobre la marcha nuestro subconsciente e inspiración nos ayudarán a resolverlo de forma inesperada y al mismo tiempo sorprendente. Este tipo de narración va a ser al leerlo como una medicina, que nos irá cicatrizando la herida. Podemos releerlo tantas veces como necesitemos y si sentimos  cierta paz al hacerlo, significará que está actuando en nosotros positivamente. Será como una medicina.

Pueden ser también una herramienta en psicología: pueden ayudar a detectar o resolver traumas olvidados y de los cuales sólo se tenga su sintomatología, haciéndolo de una forma sutil, indirecta y actuando directamente en el subconsciente.

A parte de la belleza y magia que encontramos en los cuentos antiguos: la Cenicienta, la Blancanieves, Alicia en el País de las Maravillas… hay también mucho psicología traducida en símbolos que nos recuerdan de forma encubierta y alegórica grandes verdades, que nuestro subconsciente captará al leerlos conectándolos con nuestra esencia. 

Los cuentos también nos sirven para transmitir valores y potenciar las buenas cualidades humanas, para que las recordemos. Nos hace apreciarlas y nos invita a practicarlas. También nuestros hijos se beneficiarán de escuchar estas narraciones. Recordar que conectan con la ternura de nuestro niño interior.


Por último nombrar y rendir homenaje desde aquí a Walt Disney, por toda su obra y por la ternura que supo transmitir en sus producciones.

Sí alguien sintoniza con los cuentos o la poesía le invito a leer mi blog: www.poesiadesdelalma.blogspot.com






sábado, 4 de enero de 2014

Salón de arte "Espacio 120"- del 8 al 18 de febrero.




Universo. obra de:
"Rosa  María Gallego"-pintora



“Se ha inaugurado el Salón Arte 2014 con la participación de un elenco de artistas con distintas técnicas y temáticas. Rosa Mª Gallego es una pintora tradicional, intensamente profunda y pintoresca su sólida pintura, de índole realista. Del conjunto de su obra mostrada, emerge una general impresión plácida y sabrosa evocación y de poética y nostálgica contemplación de lo esencial de un espacio sociológico y cultural que importa tener en cuenta a la hora de reinventar el panorama de propuestas estilistas y de opciones mentales.”


Salocin, L. (Galart nº 347)




Espacio 120 - Salón de arte- es un bonito local muy amplio. Cuenta con 2500 metros cuadrados, distribuido a dos niveles, abierto y diáfano, donde se pueden visitar unas 400 obras, de unos 100 pintores.

En la exposición del 8 al 18 de febrero participo con dos obras, una de ellas es esta de la fotografía: "Universo".

Invito a todos los amantes del arte a visitar este espléndido local artístico, que acoge una gran variedad de arte.

Espacio 120 está en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) - Carretera del Mig, 120.

Horario: de lunes a viernes de 12:00 h a 21:00 h y sábados de 12:00 a 19:00 h.