El Ho’oponopono es una
palabra hawaiana que sirve para denominar un antiguo método de sanación, basado
en la reconciliación y el perdón. Creen
que la armonía puede ser restablecida únicamente con una confesión y una disculpa.
Podríamos decir que es una técnica de sanación frente a los
problemas que puedan emerger de uno mismo, de los demás, de las situaciones, el
pasado, presente… en la cual únicamente se nos pide reconocimiento de lo que nos
está aconteciendo, perdonar, amar y pedir a la divinidad que haga una
limpieza sobre las raíces que lo han provocado.
Uno reconoce que hay algo que ve fuera o dentro de sí que
aunque no le guste, acepta –no niega- que está ahí. El hecho de aceptarlo,
quererlo transmutar y al mismo tiempo sentir la impotencia de no tener las
armas necesarias para producir el cambio, nos pone en la adecuada posición para
pedir a la Divinidad que actúe sobre ello y si lo pedimos de corazón ya sea
serenos o en medio de la desesperación, la Divinidad actuará en nosotros, nunca
nos dejará solos por más oscura que sea la noche.
La raza humana, por más adelantados que vayamos
tecnológicamente y científicamente, tiene que reconocer que sólo podemos ser
pulidos y mejorados en los aspectos más importantes por una energía superior:
llámese luz o Divinidad. Podemos mejorarnos a nosotros mismos, pero no podemos
erradicar toda la oscuridad que pueda residir en nosotros. Es como si un
enfermo quisiera operarse el sólo a sí
mismo, no podría, necesita del cirujano y de las enfermeras, él no tendría los
conocimientos necesarios.
La
sanadora y creadora de este sistema -Morrnah
Nalamaku Simeona- dijo que es un sistema sencillo pero poderoso. Las cosas simples son las que mejor
funcionan.
El Dr.
Hew Len sintetizó esta forma de sanación
en cuatro palabras en
forma de mantras:
“lo siento” y “perdóname (se reconoce que ha entrado algo a tu cuerpo/mente. No tienes
idea de cómo llegó, pero no es necesario
saberlo y se pide perdón porque queremos que sea borrado). “Gracias” y “Te
amo” (agradeces poder verlo para pedir que sea
borrado y agradeces a la Divinidad su colaboración. Te “amo”, te amas a ti
mismo o a la persona que este padeciendo la situación –esté/s como esté/s- y
amas a la Divinidad que con su amor incondicional va a proceder a limpiarte).
Estas
cuatro palabras deben repetirse todo el tiempo, a modo de mantra, ante la aparición
de una situación problemática o desasosiego interior, de modo que poco a poco
vayamos tranquilizándonos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario