sábado, 8 de febrero de 2014

Cuentos que sanan




El elefante rosado: cuento de "Rosa M. Gallego".


Podemos leer  o escribir cuentos  para nutrir nuestra alma. Los escribimos simplemente porque nos gusta y disfrutamos haciéndolo, porque quizás tenemos facilidad para ello; pero también podemos hacerlo  para  atender nuestros sentimientos  y sanar heridas emocionales. Los cuentos son narrados con mucha simbología que conecta directamente con nuestro subconsciente y también con nuestra alma. Muchas veces  los cuentos exponen un problema y finalmente  nos narran un desenlace feliz, que traerá paz  y comprensión a nuestro niño interior. En mi caso puedo decir que me gusta escribir cuentos desde que era bien pequeña, pero desde hace unos años me he dado cuenta que también pueden aplicarse para realizar arte-terapia, con muy buenos resultados. Pueden ayudarnos a traspasar crisis emocionales y atender nuestros sentimientos de una forma constructiva.

Dentro de nuestro niño interior existen sentimientos muy fuertes que necesitan ser  liberados, acogidos, comprendidos, esclarecidos para poder trascenderlos y  poder ofrecerles su maduración.  El cuento nos permite exagerarlos cuanto nos sea necesario –ya que nuestro niño herido en ocasiones puede ser muy dramático- y poder procesarlos mientras lo vamos escribiendo.  No hay censura, todo es posible, gracias a su lenguaje simbólico. La magia que tienen los cuentos nos hacen  potenciar  también nuestra fe en nuestros sueños y en la resolución de los problemas. Nos dan energía para allanar obstáculos.

Podemos narrar la historia de un cuento  para encontrar  un desenlace que va ser  el bálsamo para cicatrizar alguna que otra herida emocional. En un cuento no hay límites, como en la realidad, todo es posible y el desenlace está en nuestras manos.

Los cuentos pueden ser escritos de forma espontánea e inspirada, sin tener un argumento de antemano o bien podemos empezar a escribirlos siendo conscientes de que queremos resolver un problema concreto,  que lo traduciremos en símbolos. En esta segunda opción empezamos a escribirlo exponiendo lo que sentimos, sin saber cuál será su final, pero sobre la marcha nuestro subconsciente e inspiración nos ayudarán a resolverlo de forma inesperada y al mismo tiempo sorprendente. Este tipo de narración va a ser al leerlo como una medicina, que nos irá cicatrizando la herida. Podemos releerlo tantas veces como necesitemos y si sentimos  cierta paz al hacerlo, significará que está actuando en nosotros positivamente. Será como una medicina.

Pueden ser también una herramienta en psicología: pueden ayudar a detectar o resolver traumas olvidados y de los cuales sólo se tenga su sintomatología, haciéndolo de una forma sutil, indirecta y actuando directamente en el subconsciente.

A parte de la belleza y magia que encontramos en los cuentos antiguos: la Cenicienta, la Blancanieves, Alicia en el País de las Maravillas… hay también mucho psicología traducida en símbolos que nos recuerdan de forma encubierta y alegórica grandes verdades, que nuestro subconsciente captará al leerlos conectándolos con nuestra esencia. 

Los cuentos también nos sirven para transmitir valores y potenciar las buenas cualidades humanas, para que las recordemos. Nos hace apreciarlas y nos invita a practicarlas. También nuestros hijos se beneficiarán de escuchar estas narraciones. Recordar que conectan con la ternura de nuestro niño interior.


Por último nombrar y rendir homenaje desde aquí a Walt Disney, por toda su obra y por la ternura que supo transmitir en sus producciones.

Sí alguien sintoniza con los cuentos o la poesía le invito a leer mi blog: www.poesiadesdelalma.blogspot.com






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