martes, 11 de noviembre de 2014

LOS ÁNGELES: hablan bajito dentro de la mente


Angel cuidando al niño interior.
Obra de: "Rosa Mª Gallego"


La energía angélica, representada artísticamente desde la antigüedad por hermosos  seres parecidos al hombre, pero con bellas alas, nos habla muy bajito dentro de nuestra mente para darnos algún sabio consejo. 


Si  estamos en un momento en que nuestro ego está muy crecido o nuestra mente está estresada, con mucho ruido, viviendo algún drama emocional; quizás no podrá escucharlo. Hay que reconocer que la voz del ego es mucho más potente. El ego para nada es receptivo ni comprensivo, sólo ve su punto de vista, es muy duro e intransigente con todo aquello que no comulga con sus ideas; pero aun así los ángeles mandarán su flash, porque ésta es su misión: ayudarnos. Es bueno recordar que ellos siempre hablan bajito, si el tono es fuerte es el ego –no cabe la menor duda.


Otra característica es que nos inducirá siempre a realizar buenas acciones, nunca dañinas.


Su mensaje aparecerá sin más en nuestra mente, sin previo aviso.

La energía angélica también puede visitarnos para consolarnos.














jueves, 23 de octubre de 2014

Reencontrar nuestra esencia: La Consciencia.

 



Nacemos con un gran índice de consciencia, pero a medida que vamos creciendo se va adormeciendo al mismo tiempo que, capa tras capa, se va tapando y poco a poco vamos perdiéndola de vista y en lugar de dejarnos guiar por ella, la sustituimos por todo un complejo sistema mental, creado por un sinfín de normas que hemos ido adquiriendo a través del vivir de los años.

La consciencia no necesita de conceptos, ni teorías pues ve las cosas por sí mismas, tal cual son. No juzga, ni critica pues va más allá de los hechos, tiene una visión más global y no es personalista. Ve las cosas desde muchos ángulos diferentes y por eso, le es fácil descubrir la verdad que se oculta detrás de los hechos. Tiene una sabiduría natural, innata y descontaminada de todo concepto preconcebido. La conciencia está más allá de la dualidad, del bien y el mal, pero siempre busca soluciones que son sanas y jamás serán dañinas. La consciencia se caracteriza también por ser un centro de paz.

Reencontrarse uno mismo, más que añadir es quitar. Dejar ir todo lo que nos han dicho que somos y no somos. Quitar creencias y hábitos que nos retienen sin dejarnos crecer, abandonar todo cuanto limita nuestra verdadera esencia: victimismos, críticas y autocríticas. Consiste también en replantearse las directrices actuales de nuestra sociedad: que es como un río, cuya corriente quiere arrastrarnos con ella y guiar nuestra vida, dejándonos poco margen de maniobra. Es como una gran limpieza de armarios, una limpieza a fondo de nuestro ser. Es ver dónde está el verdadero valor de nuestra vida más allá del sentido puramente material y económico e ir tras él. Quien quiera reencontrase tendrá que nadar a contracorriente, porque vivimos en un mundo bastante ilógico e infantil dónde prima la inmadurez, dónde se venera el dinero. El dinero no tiene nada de malo, es un medio, solo depende de quien lo maneje y con qué fines lo utilice; pero parece que quienes manejan los hilos les falta perspectiva del bien común y de una economía más ecológica. El mundo puede ser algo diferente y mucho mejor del que tenemos. Ya no basta con quejarnos de cómo están las cosas actualmente, habrá que aportar cada uno su granito de arena, para poder transformarlo. Cada uno aportando lo mejor de sus cualidades para esta transformación, que es tanto interna como externa; porque cuando empezamos a vivir con más frecuencia desde la consciencia, nace también como un sentimiento de compromiso.

El camino del reencuentro es largo, tiene muchas subidas y bajadas, con sus respectivas fases de luz y oscuridad; pero conforme vamos avanzando nos volvemos más fuertes y luminosos. Las vislumbres de la luz nos harán proseguir la senda, no hay vuelta atrás si queremos recobrar nuestra verdadera autenticidad.

Algunas personas llegan a él porque se encuentran padeciendo un tremendo sufrimiento interno y éste es la puerta que les lleva a atravesarlo y encontrar un sentido a su vida. Otras por saturación de todo lo que les ofrece esta sociedad o porque sienten como una falta de plenitud, como una falta de autenticidad que les convierte en un buscador.

Decir también que las fases de  sombra, serán acompañadas por una fuerte sensación de soledad, cuya sensación será como una paradoja: queremos reencontrarnos  y  sentiremos que estamos atravesando un gran extravío; pero todo esto forma parte del viaje hacia  la autenticidad de uno mismo. Volviendo a la comparación de la limpieza de armario: para limpiar hay que localizar la suciedad y el desorden. Esto también ocurre en nuestro interior y a veces no nos gustará lo que veremos, pero nos tocará atravesarlo con nuestros cinco sentidos, sin huir para que eso sea sanado.

Las herramientas que nos pueden ayudar a iniciar y atravesar esta aventura es: la meditación, el silencio, la oración, lecturas de guías espirituales o algún libro de autoayuda, yoga, ejercicio físico, interpretación sueños y a quienes les guste el arte alguna de sus vertientes; pero la piedra angular de este gran trabajo es: la observación sin juicios y encontrar espacios, durante el día, para acoger el silencio en nuestro interior.

Libros que me han sido de ayuda para iniciar y proseguir este proceso:

“El silencio habla”   y   “El poder del ahora”  de Eckhart Tolle
“La maestría del amor”  y  “Los cuatro acuerdos”    del  Dr. Miguel Ruiz
“Creatividad y plenitud de la vida”  (o cualquier otro tiene muchos) de Antonio Blay
Por último recordar  que  cualquier libro de Osho puede ser  también de gran ayuda.



domingo, 7 de septiembre de 2014

Sueños: descifrarlos para comprenderlos



Noche acogiendo al sueño.
Obra de: "Rosa Mª Gallego"



Existe toda una simbología general con respecto al significado de los sueños, pero también paralelamente  existe una simbología muy peculiar y singular, que tan sólo pertenece al individuo que ha producido el sueño. Es como un traje a medida, hecho particularmente y  en exclusiva para él. La primera simbología podríamos llamarla “Universal”.Utiliza símbolos que parecen pertenecer al inconsciente colectivo y por eso nuestras mentes pueden compartirlos  y utilizarlos al fabricar un sueño. Podemos encontrar su significado en libros  o internet fácilmente.

En cuanto a la segunda simbología que podríamos llamar “Personal”, si queremos profundizar y aprender de nuestros propios sueños, requerirá más esfuerzo y participación por nuestra parte, que una simple consulta del símbolo del sueño, para poder avanzar en la técnica de descifrar y comprender nuestra propia simbología. Como ejemplo  de esto, decir que tuve una época en la cual soñé mucho con mi mascota: mi perro. Se convirtió en un símbolo propio y en muchos de mis sueños lo interpreté como representación de mi parte emocional. En otros sueños aparecía mi hermana y deduje que se trataba de un aspecto de mi propia personalidad.  También me he encontrado con alguno donde aparecía mi madre o mi padre, pero que también representaban partes de mi misma. Nosotros somos los destinatarios de nuestros propios sueños y la mayor parte de sus símbolos tienen que ver con nuestra propia persona, aunque en ocasiones y minoritariamente haya otros que se refieran a personas de nuestro entorno. En este apartado cada cual debe experimentar e investigar su propia simbología, porque es totalmente individual e intransferible.

Podemos encontrarnos sueños con una simbología mixta.

Cuando iniciamos su interpretación es bueno acogerla desde todos los ángulos posibles, es decir si aparece un símbolo universal, contemplamos su significado como tal y por otro lado también nos preguntaremos interiormente su significado particular para nosotros, ya que en ese preciso momento somos como detectives al acecho de reunir cuantas más pistas mejor, para hallar la trama de su argumento y desvelar su oculto y preciado mensaje. Es importante observar los verbos que aparecen, ya que nos indicarán las acciones: correr, subir, bajar, huir, comer…. así como el estado anímico que se vive durante el sueño: felicidad, miedo, terror, ansiedad, satisfacción… La suma de todo ello va a revelarnos su significado para poder traducirlo en un lenguaje comprensible para nuestro consciente.
A la hora de su interpretación necesitaremos mucha paciencia, porque sólo  de releer su historia, la mayoría de las veces la primera sensación va a ser de enfrentarnos a un texto sin sentido, sin pies ni cabeza: un verdadero galimatías. Esto es bastante desalentador, sobre todo si somos principiantes. Nos puede  ser de gran ayuda llevar un diario que contenga los acontecimientos, pensamientos y sentimientos más relevantes del día, así tendremos una buena referencia de los posibles ingredientes que hayan podido formar parte de él.

Un sueño nos puede aconsejar, alertar, prevenir, compensar, diagnosticar, recordar… y como no hacernos más conscientes de cosas que pasamos por alto durante el transcurso del día. Es un puente de comunicación que va del inconsciente a nuestro consciente y como el lenguaje del inconsciente son los símbolos, estos son su alfabeto y en nuestras manos está el realizar su traducción.

No siempre recordamos nuestros sueños, aunque se dice que soñamos a diario. Los sueños pueden ser fuente de aprendizaje para nosotros, pero debemos recordar que son muy efímeros y se desvanecen rápidamente al despertarnos, por ello será bueno coger el hábito de anotarlos tan pronto como podamos, para que no caigan en el olvido, en saco vacío.

Hay técnicas para ayudarnos en este menester. Algunos aconsejan dejar papel y lápiz cerca de la mesita de noche y acostarse con la orden mental de recordar el sueño al despertarse, al igual que a veces nos  acostamos recordándonos a nosotros mismos una hora determinada para despertarnos y aunque pueda parecer extraño muchas veces funciona.

Por mi propia experiencia, decir que en épocas de crisis o crecimiento personal pueden convertirse en un elemento de autoayuda. Nos cuentan cosas y descubren partes de nosotros mismos. En algunas de estas épocas he recopilado  e interpretado gran cantidad de ellos. Cuando  nos hacemos amigos de nuestros sueños,  se crea un lazo más íntimo gracias a la confianza que les depositamos, que nos permite poder recordarlos con mayor facilidad. Los clasifiqué  por fechas y cada uno lleva su título clave. La metodología que utilicé fue sacada de leer algunos libros y sintetizada en los siguientes pasos:
  1. Anotar tan pronto como se pueda el sueño en un papel.
  2. Releerlo y dar un título clavé al sueño, un título que tenga valor para nosotros.  
  3. Hacer una primera versión muy simplificada de la historia. Podría ser una o dos frases que reflejen lo más relevante del sueño, como una sinopsis de una película. Podemos empezar por anotar algunas palabras clave, para romper el hielo y luego ya daremos con la frase adecuada que pueda resumir su argumento. 
  4. Anotar los símbolos, descifrarlos: ver si pueden ser universales y/o contemplarlos también con nuestra simbología propia, individual. En la simbología propia sería bueno hacernos preguntas sobre cada objeto o personaje. 
  5. Ver qué acciones se ejecutan.
  6. Observar cual ha sido nuestro estado emocional durante el sueño. 
  7. Por último pasar a la interpretación del sueño con la suma de todos los datos anteriores. 
Para el cuarto paso recordar que la técnica de “Asociación libre” puede sernos muy útil para descifrar nuestros símbolos personales, válido tanto para los representados por objetos como por personajes. Nos haremos preguntas que puedan responderse con una característica, que nos ayude a dilucidar su significado.



martes, 29 de julio de 2014

Autoestima: coger el timón de nuestra vida.



 Generando autoestima.
Obra de: "Rosa Mª Gallego"




Autoestima es aceptarnos con nuestros puntos fuertes y débiles.

Es valorar nuestras cualidades y apoyarnos en ellas.

Es no abandonarnos cuando nos sentimos mal, pasamos por una crisis o tenemos dolor emocional.

Es  ser sinceros con nosotros mismos, sin poner tapujos, poder ver la realidad sin maquillarla- aunque nos disguste y a veces pueda dolernos.

Es acoger todas nuestras emociones, sin cribar las desagradables sino más bien descifrar sus mensajes.

Autoestima no es complacer siempre a los demás y ponernos en último lugar, sino ver mis necesidades y también las de los otros y si fuera conveniente mirar de llegar a un acuerdo justo,  actuando con asertividad.

Es  saber poner límites  a los otros, si fuera oportuno en un momento dado.

Es valorar nuestra propia individualidad, peculiaridad como ser humano y no renunciar a ella para ser como otros quieren que seamos o agradarles, adaptándonos a un  rol que no tiene nada que ver con nosotros, pero que adoptamos por miedo al rechazo y la soledad.

Es aceptar que no podemos gustar a todo el mundo y  no sentirnos heridos si alguien nos rechaza o da esquinazo. Es poder verlo como una cuestión de falta de afinidad sin personalizarlo ni sentirnos heridos, aunque nos sepa mal, pero sin dramatizar estos acontecimientos.  Quizás  deberíamos centrarnos en ver con quien congeniamos más y nos sentimos más a gusto y poner ahí nuestra energía; ponerla donde vaya a ser bien recibida. Si nos cierran las puertas ¿para qué vamos a insistir? Otras se abrirán.

Es tratar con respeto a  los demás y a nosotros mismos.

Es  reconocer  nuestros errores para poder mejorarnos y crecer como personas.

Es perdonarnos por nuestros fallos.

Es tener en cuenta a los demás, pero sin olvidarnos de nosotros mismos.

Es saber escuchar lo que sentimos por dentro  y ver que necesitamos en cada momento.

Es aprender a amarnos y respetarnos a nosotros mismos y también a los demás.

Es cuidar de nuestro cuerpo proporcionándole buenos alimentos, ejercicio y no tomar sustancias tóxicas.

Es encontrar un espacio para aquellas cosas que nos gustan y nutren nuestra alma.

Es perseguir nuestro sueño personal.

Es poner nuestra energía en las cosas que son realmente importantes para nosotros y no malgastarla en críticas baldías y pequeñeces.

Es estar en paz con nosotros mismos y abiertos a la vida.

Es confiar en el proceso de la vida y pensar que de todo aquello que nos ocurra, algo podremos aprender siempre.

Si a alguna persona le gustan los cuentos, con referencia a la autoestima puede conectar con:


www.poesiadesdelalma.blogspot.com  (entrada 22 enero 2014)
apartado cuentos: El elefante rosado” 




viernes, 11 de julio de 2014

Exposición colectiva en CT Art GAllery (Reus -Tarragona-)

 
 





Exposición Colectiva "Saló d'Estiu" en Reus (Tarragona), en CT Art Gallery:

del 11 al 27 de julio

Inauguración 12 de julio a las 19:30 h.

CT ART GALLERY

Carrer de Santa Anna, 6

43201    REUS   TARRAGONA ( SPAIN)                                  


 

jueves, 29 de mayo de 2014

El arte y la belleza: reflexión




Parece ser que sobre el tema de la belleza cada persona tiene unos parámetros personales. Lo que es bonito para unos, para otros no lo es. Así es que no encontraremos una respuesta unánime. Sin embargo si hablamos de moda, sí hallaremos más fácilmente clasificaciones y adeptos para cada una. Aunque aquí podríamos preguntarnos: ¿por qué seguimos una moda?, ¿por qué se lleva o por qué nos gusta? Estas cuestiones trasladadas al arte, ya hace tiempo que me han hecho reflexionar.

La belleza no es sinónimo de perfección. Una cosa o una imagen pueden ser bellas sin poseerla. Desde mi punto de vista, totalmente subjetivo claro está, la belleza es un tipo de energía que irradia a través de una forma. Es algo que se capta sensorialmente, que deleita nuestros sentidos, que nos exalta de alguna forma y causa una resonancia positiva en nuestra alma, dejándonos con una sensación de plenitud.
 
En la actualidad el artista goza de total libertad: temática, técnica, estilo… no tiene ataduras que le ciñan a unas determinadas normas, como antaño. Así es que no tiene límites. El arte desde ya hace algún tiempo engloba diferentes vertientes:  realista, visionario,  protesta,  abstracto, figurativo, matérico, expresionista…. Y aun así parece que poco a poco se va alejando de la belleza, genéricamente hablando -pues hay también muchas excepciones- para centrarse puramente en la forma. Quizás falta conjugar una forma estética con  un fondo energético positivo, que podría devolvernos de nuevo a ver más belleza en el arte.  Este no deja de ser un reflejo de una sociedad y la nuestra mayoritariamente es bastante materialista, debido a que hasta la fecha ha imperado un exagerado consumismo, que quizás ahora con la crisis se irá transformando por pura necesidad. Se tendría que encontrar una economía más ecológica y ecuánime, donde no sólo se tenga en cuenta la explotación para las ganancias pecuniarias -que ha ocasionado tanta devastación, sino que también debería valorar  otros aspectos más humanos.

Creo que la verdadera belleza no necesita de filosofías, ni teorías para gozarla, sencillamente nos llega y  nos llena interiormente, con su irradiación. Nos  atrae hacia su campo magnético y participamos de su vibración. Eleva nuestro estado anímico. Puede presentarse desde cualquier estilo, sólo hace falta estar dispuestos a encontrarla y  tener la paciencia necesaria para saber esperar  y poder expresarla. Dependerá del grado de sensibilidad personal  de cada uno poder apreciarla, con mayor o menor intensidad.


¿Por qué no intentar atraer más belleza y estética para nuestras obras? Originariamente la belleza iba de la mano del arte, pero un día poco a poco  empezaron a distanciarse.



viernes, 23 de mayo de 2014

Perseguir, alimentar y realizar nuestros sueños





 Observando: obra de "Rosa Mª Gallego"


Nuestros verdaderos sueños personales en ocasiones pueden sentirse como necesidades vitales, más que como ilusiones. Podemos desear muchas cosas y podemos ilusionarnos con ellas, pero también pronto nos cansaremos y alejaremos, dejándolas de lado.  Creo que cuando el deseo se convierte en una necesidad prioritaria, quizás sea la señal de que es nuestro verdadero sueño personal, siempre que sea creativo y sano, claro está. Este tipo de sueño nos estimulará, nos dará fuerza, motivación, ganas de construir, crear... nunca nos permitirá dañarnos ni dañar a nadie. Más bien querrá ser una contribución social. Los hay de muy diferentes tipos: de creatividad, investigación, pedagógicos, asistir y cuidar de otros, sociales... el abanico es muy amplio; cada cual puede escucharse a sí mismo y ver qué es lo que realmente le estimula y saber poner allí su energía. Nuestro verdadero sueño podrá dar a nuestra existencia un eje que podrá convertirse en una especie de columna vertebral, que permitirá enderezar nuestra vida y movernos con pasión en el día a día. Nos dará energía para ir  derribando posibles obstáculos y  tener la suficiente paciencia de ir paso a paso hacia la meta propuesta.

También es posible que hallemos nuestro sueño por pura casualidad, sin saber que teníamos una predisposición innata hasta haber conectado con él, por puro azar de unas determinadas circunstancias. Sea como sea nuestra intuición nos dirá que lo sigamos.

Para algunas personas este objetivo es tan claro, que ya de pequeños son conscientes de él y cuando crecen se ponen a realizarlo de inmediato, otros tendrán que descubrirlo y unos cuantos aún conociéndolo lo extraviarán para reencontrarlo más tarde.

En mi caso a los 7 años me encantaba hacer dibujos para otros niños, por el puro hecho de crearlos y entretenerme. Cuando me preguntaron en el colegio que quería ser de mayor, respondí con convicción y seguridad: pintora; pero luego los años pasaron y no supe elegir correctamente mi salida profesional, pues en aquel momento no sabía que las hubieran y fueran rentables en el campo artístico, para poder vivir de ellas. Así que derivé en una formación profesional administrativa y empecé a trabajar cuando finalicé los estudios. Esta mala elección me pasó factura años más tarde física y psicológicamente. Dentro de mí algo me decía que me había equivocado en algo muy importante: la profesión tenía que ser vocacional y seguramente las fuerzas creativas que existían en mí, al no poder darles salida, se revelaron en forma de ansiedad y desasosiego. De todas formas esta sublevación energética hizo que me pusiera en marcha y subsanara el hecho de haber menospreciado el arte, arrinconándolo en mi vida. Así es que la ansiedad vivida en aquellos momentos fue el motor de búsqueda incesante de un espacio para poder dedicarme al arte: un taller. Esta necesidad fue vivida más fuerte que el hambre y el sueño, era vital realizar cambios en mi vida para poder sanar. Así que también empecé a encontrar tiempo para pintar después del trabajo y también incluí los fines de semana, ya que esta actividad me demandaba cada vez más tiempo y dedicación. También me matriculé en una escuela de arte, para adquirir los conocimientos básicos, aunque prácticamente me considero autodidacta, pues nunca he seguido al pie de la letra  los tecnicismos pictóricos. La práctica, experiencia y descubrimientos del día a día del propio artista creo que es lo que le hace  progresar. Poco a poco mi destreza fue  prosperando y poco a poco pude darle una salida más profesional a mi arte, con lo cual también mejoró mi estado emocional y crecimiento interior.

En la actualidad tengo dos trabajos: uno profesional que me da una cierta estabilidad y el otro artístico vocacional más inestable, pero me siento en paz conmigo misma por poder canalizar las energías creativas y mostrar mis obras en exposiciones y ferias, sabiendo que podrán verlas y adquirir alguna en cualquier momento. Por otro lado esta circunstancia laboral dual me da más libertad para crear y recrearme en cada obra que realizo,  sin estar sometida a presiones por plazos impuestos por terceros.

Iniciamos nuestro sueño como se pueda, es como el andar de los niños, no saben pero intentan levantarse y un pie sigue al otro y poco a poco empiezan a andar. Al principio no dominas los pinceles ni tienes precisión en los trazos, podría decirse que hay hasta cierta torpeza; pero lo importante es experimentar, la misma pasión con el pasar de los días, junto con el estudio y la observación hace que se progrese y como no también existe el factor inspiración, que sólo nos pide para asistirnos que estemos trabajando.

Sabes que persigues un sueño, quizás sea una quimera; ni tan siquiera se tiene la certeza de que se va a llegar al final del camino, tan sólo se sabe que se está en la ruta que nuestra alma ha elegido, porque conoce que está destinada a seguirla y sabe que para hallar cierta paz tiene que recorrerla y  que de no hacerlo podría, aunque fuera en un recóndito lugar, sentir cierta frustración.

Día a día también nuestro sueño personal nos alimenta  y nos hace crecer como personas y lo más bonito es que la realización de nuestro sueño también alimentará a otros.



jueves, 3 de abril de 2014

Emociones: soltar algunas es sanar




Anaranjado: Obra de  "Rosa Mª Gallego"

 
Algunas  emociones como  el miedo, la culpa y el resentimiento deberían ser manejadas con cautela, para no albergarlas demasiado tiempo en  nuestro interior y darles cabida sólo para sentirlas cuando se producen y  dejarlas marchar,  una vez hemos procesado la información que nos  traen.  De no hacerlo nos exponemos a su toxicidad, que podría repercutir física o psicológicamente. Es bueno sentir las emociones, pero tenemos que aprender a gestionarlas.

Estas  tres emociones deben ser observadas cuando emergen, ver que las ha provocado, responsabilizándonos y tomando nota sobre las verdades que nos traen  y ver si nos invitan a realizar algún cambio, pero sin olvidar soltarlas cuanto antes. Para ello será necesario no alimentarlas demasiado  con nuestro diálogo interno ni externo, para no crear un ancla.

El resentimiento crea un ancla en el pasado que  se alimenta y crece con la crítica. Cada vez que recordamos un resentimiento,   nos conectamos con su toxicidad, así que mejor dejarlo marchar. Eliminarlo de nuestra memoria.

Muchas veces el resentimiento está relacionado con nuestro orgullo, con nuestra personalidad. Si dejamos de personalizar todo lo que nos acontece en nuestras relaciones,  aprendemos a aceptar la realidad de los otros, a no formarnos expectativas  y asumir que no somos el centro del universo, podremos disminuir los resentimientos. Eso sí, siempre cribando que situaciones y personas son las que nos convienen, para nuestro bienestar; pero sin estar en pie de guerra con ellas por sus acciones. Si algo no nos gusta, lo expresamos para ver si se produce un cambio, marcamos nuestros límites y en última instancia, si la cosa no mejora, siempre podremos alejarnos.

La culpa posee una toxicidad, que en grado extremo nos carcome por dentro y no nos deja descansar. Es una mala compañera, se lleva la paz y en ocasiones puede  mermar la autoestima. La culpa debería no durar más de 10 minutos, el tiempo suficiente para reciclar los hechos, atender lo que nos dice nuestra conciencia y efectuar los cambios necesarios, para evitar en el futuro el mismo resultado. Recordar que somos humanos y estamos aquí para aprender de nuestros errores. Cada día es una página en blanco por escribir y empieza una nueva oportunidad para hacerlo mejor. Es posible que cometamos equivocaciones, nos caemos y nos levantamos de nuevo; aprendemos de nuestras experiencias.

Para evitar la toxicidad de esta emoción es importante estar alerta y no dejarse perseguir ni aprisionar  por sus sermones.

En cuanto al miedo puede reflejar  una falta de confianza. También puede producir un estado de alerta. Nos pone a  la defensiva, a la expectativa para que tengamos cuidado con lo que tenemos que enfrentar, ya se trate de una situación o una persona. No hay que evitarlo, es bueno escucharlo y ver que esconde o que información nos quiere transmitir. Con él ocurre lo mismo que con las dos anteriores emociones, que ya hemos comentado, es bueno verlo, pero no alimentarlo con nuestra imaginación. Ver si se trata de un miedo palpable del presente o proyectado en el futuro. Los miedos del futuro se pueden erradicar centrándonos en el aquí y el ahora, concentrándonos minuto a minuto; tomando las medidas necesarias de previsión y haciendo cuanto está en nuestras manos, pero sin contaminar el presente con una imaginación negativa. No adelantemos acontecimientos y pongamos nuestra energía en la confianza y esperanza. Lo que el futuro nos deparará, ya lo veremos; pero que no se nos escape el presente paralizados por el miedo. El futuro se construye con las energías del día a día y el factor destino. No podemos controlarlo todo, pero si podemos aprender a tener una actitud positiva y confiar en la vida, que es nuestra maestra.

El miedo en las relaciones: si en una relación hay miedo, habrá que examinar que lo provoca. Tendremos que distinguir si es un miedo del presente o uno que se revive del pasado o si son miedos que nos ocasiona una determinada situación o persona.

En el primer caso tendríamos que trabajar nuestros miedos internos del pasado, afrontarlos  y liquidarlos. En el segundo trabajar nuestras inseguridades.  Por último,  si  se tratara de una persona en particular,  estudiaremos cautelosamente la situación, incluida la persona  -ya que quizás nuestra intuición quiere hablarnos a través de ese miedo-. Nos tomaremos el tiempo necesario para discriminar si se trata de una relación tóxica; si ese fuera el caso no olvidemos tomar cierta distancia interior, cuando tratemos con ella. En casos extremos, si vemos que están destruyendo nuestra autoestima y nuestros límites, cortar por lo sano la relación. Donde no hay respeto, no puede afianzarse la confianza. Donde hay miedo, no puede haber amor, porque no puede fluir.

Aprender a gestionar nuestras emociones nos aportará más paz a nuestras vidas. No olvidemos, que como todo aprendizaje, nos llevará tiempo para poder realizarlo con soltura, pero lo importante es empezar.

Recomendable es, sobre este tema, el libro “La Sabiduría de las Emociones” de Norberto Levy.




jueves, 20 de marzo de 2014

La medicina del perdón





El saber perdonar nos trae salud a nuestro cuerpo, ya que nos libera de la toxicidad que trae consigo el rencor.

A veces parece que es más fácil perdonar desde una consciencia religiosa, porque invita a ejercerlo, se nos recuerda su importancia; pero creo que en la sociedad en que vivimos, donde se rinde un culto excesivo a la personalidad, donde la empatía no abunda, la cualidad del  perdón está velada por el orgullo personal y por una falta de potenciación de los valores espirituales. Estos valores existen, pero minoritariamente. Así que desde mi punto de vista, tendremos que aprender a ejercitar con más soltura el perdón,  por la sencilla razón que nos ayuda a liberar el  resentimiento y a no cerrar nuestro corazón. No es nada fácil perdonar cuando sentimos que nos han herido, se han burlado o no nos han tratado con respeto, pero  si somos conscientes que perdonar también es una cuestión de salud, quizás nos será más fácil. Nos permite no endurecernos y nos invita a aumentar nuestra comprensión para así poder ejercer el perdón. Nos ayuda a madurar y a crecer como personas y lo más importante nos reporta salud física y psicológica.

Perdonar no quiere decir tolerar. Perdonar es liberarse del rencor  voluntariamente y tolerar es permitir, no hacer nada para que alguna situación que no nos favorece cambie. Son dos cosas bien distintas.

Se trata de perdonar para preservar nuestra salud física y mental. Sencillamente nos sentiremos más ligeros haciéndolo y también nuestro corazón espiritual lo agradecerá. Perdonar es liberar nuestra memoria de la  toxicidad del dolor de un recuerdo. Si aprendemos  a hacerlo  en el momento en que se produce un hecho, ayudamos a nuestra memoria a no almacenar más dolor, dejamos de acumularlo. En cuanto al que ya tenemos almacenado, ese por si solo irá saliendo dosificado en determinadas situaciones, ofreciéndonos en cada una de ellas la posibilidad de ser sanado. Todo dependerá de que estemos los suficientemente despiertos en ese momento, para revivirlo sin resistencia alguna a plena conciencia y no dialogar con él, solo verlo, para que nos traspase y se marche para siempre. Esto no es fácil, pero intentarlo ya es  un verdadero  reto que tiene su mérito. Retener el dolor con el resentimiento, no nos ayuda a evolucionar ni a ver las cosas desde el presente, sino que nos ata al pasado y obstaculiza el  vivir  el hoy con plena libertad, ya que arrastramos con nosotros ese dolor que no supimos liberar.



Cristo
Obra de: "Rosa Mª Gallego"

 
Nos urge aprender y hacer del perdón un hábito en nuestras vidas para poder mejorarla. Como todo nuevo hábito nos va a costar incorporarlo, pero todo es cuestión de práctica; un día tras otro, no importar que a veces no lo consigamos de buenas a primeras, pero si es importante reconocer que necesitamos implantarlo en nuestras vidas, para poder subir un escalón más en nuestro crecimiento espiritual y también para preservar nuestra salud.

Cuando nos cuesta perdonar el primer paso es tomar conciencia de la resistencia de no querer hacerlo y sencillamente observarlo. El segundo paso  podría ser aplicar las palabras del “Ho’oponopono” como si de un mantra se tratara: “lo siento, perdona, te amo, gracias. Repetirlo hasta que notemos que nos calmamos en nuestro interior”.

Al igual que desecharíamos alimentos insalubres, también debemos limpiar nuestra mente y nuestro corazón de los elementos tóxicos que se hayan instalado, por negligencia, porque por lo general no se nos educa para perdonar, sino todo lo contrario para albergar resentimientos, sentimientos de revancha, venganza y en casos extremos para el odio.  Cansados estamos de oír en conversaciones: “me la va a pagar….”, “este se va acordar de mí…”, “pero que se ha creído… se la voy a devolver….”.

Creo que tenemos que empezar cuanto antes, para ir deshaciendo poco a poco, todo el dolor que la humanidad ha acumulado y hay que empezar por uno mismo, hasta que consigamos extenderlo mayoritariamente; creo que sería necesario instalarlo en la educación de nuestros hijos, si queremos una sociedad más humana, más espiritual. Eso sí, sin dogmatismos, ni imposiciones, todo de forma natural y desde el libre albedrio. Creo que en este caso  además de las reflexiones y las palabras, es importante practicar con el ejemplo, los niños son muy miméticos.    

Recordar que si en una familia la falta de perdón está instaurada, será fácil que puramente por aprendizaje los hijos también lo adquieran. Claro que habrá, como siempre, la excepción de la regla y aun así habrá niños que ya vienen con el perdón gravado en su corazón desde su nacimiento, pero estos serán pocos. 


Desde aquí hago una invitación a probarlo, a experimentar como nos sentimos por dentro cuando perdonamos al momento. Se puede debatir aquello que no nos gusta o no estamos de acuerdo desde una posición más neutra, más pacífica y también quizás podemos esperar a hacerlo en otro momento en que sintamos que el otro está más predispuesto, menos cerrado.  

¿Qué nos puede ayudar a perdonar? Ya sabemos, que no siempre es fácil, así que podemos recordar que muchas veces las personas decimos las cosas sin pensar, puro automatismo; otras sencillamente no actuamos bien porque estamos reviviendo una herida emocional o porque la negatividad se ha apoderado en aquel momento de nosotros. Creo que ver que la gran mayoría actuamos de forma inconsciente, quizás nos pueda ayudar a tomar más perspectiva y a personalizar menos las acciones o respuestas que recibimos de los otros.  Para las personas que profesen algún tipo de fé religiosa, pueden apoyarse en su religión para tomar fuerzas.

La medicina del perdón es gratuita y está al alcance de todos, solo  hay que querer tomarla y ponerla en práctica.

Por último me gustaría transcribir unas palabras del libro “Los diez secretos para el éxito y la paz interior” de Wayne W. Dyer que dice así:

“…Básicamente estoy instándole a que deje de tomarse su vida de una manera tan personal. Puede poner fin a cualquier sufrimiento recordándose a sí mismo que nada en el universo es personal. Evidentemente, le han enseñado a tomarse la vida de una manera muy personal; pero se trata de una ilusión. Doblegue su ego y libérese del todo de tomarse nada en absoluto personalmente.”     

 

lunes, 10 de marzo de 2014

Pintura simbolista

  
Amor incondicional:
obra de "Rosa Mª Gallego"



Pintura simbolista, desde mi punto de vista, es aquella que para expresar una idea gráfica utiliza una serie de símbolos, quedando así metafóricamente expresada. Es una pintura que sirve para expresar ideas, así como sentimientos. Podemos pintar por ejemplo:  la tristeza, la alegría, el amor, la humildad, la bondad, la paz, la compasión, la esperanza –por citar algunos. Para poder expresarlos necesitamos inventar o escoger unos símbolos que nos permitan vivenciar la obra y sentirla, sobretodo sentirla. Creo que en este tipo de pintura el sentimiento es muy importante; la obra debe irradiarlo. Es también importante pintar desde el alma, el yo interior, con el corazón.
 

Su importancia no estriba en la técnica ni textura sino en su contenido.


El artista simbolista tiene alma de poeta y es su alma la que crea todo un lenguaje plástico, capaz de definir y transmitir su mensaje interno.
 

Si repasamos la historia del arte podríamos citar a muchos pintores, pero por escoger unos pocos :  Moreau,  Edward Burne-Jones,  Blake.




 

jueves, 13 de febrero de 2014

El artista como explorador : al encuentro de nuevos caminos





Dicen que para ganar hay que arriesgar… Para hallar nuevos caminos en el arte también  tenemos que arriesgar…  olvidar lo conocido y partir de cero en cada creación. Experimentar constantemente, estar abiertos, receptivos a lo que el cuadro quiere comunicarnos. Algunas veces ocurre que estamos tan obcecados en una idea de lo que queremos conseguir, que nos cerramos al diálogo del cuadro y al mismo tiempo negamos la propia personalidad  de la obra que quiere  nacer. ¿Cómo nos podemos dar cuenta de ello? Pues en alguna ocasión me ha ocurrido estar pintando sobre el cuadro colores perfectamente compatibles y al mirar el  cuadro ver que este los está rechazando. Esto parece bastante absurdo, pero así es. Lo miras, lo vuelves a mirar, no lo entiendes… pero percibes que el cuadro quiere otros colores. ¿Cuáles? Pues no lo sabemos, ahí está el enigma de la cuestión. Aquí comienza un proceso de búsqueda: pruebas un color, después otro… y así tantas veces hasta que algo en tu interior te dice que  está mejor. Tengo que decir que me he encontrado con algún cuadro que realmente ha sido muy caprichoso, en cuanto al color se refiere y que me ha costado mucho ajustarlo a sus necesidades y en algún que otro, me he quedado a medio camino, sin conseguirlo.

Otras veces al ir escuchándole, mirándole… nos hace rectificar su estructura o composición, no importa, lo que haga falta. Si hay que rectificar se rectifica una vez o las que sean necesarias. Este proceso también se repite en composiciones que han sido poco elaboradas en boceto y al estar poco estructuradas e inacabadas, porque quizás la idea todavía no ha madurado del todo, se producen más cambios que en otras ocasiones para poder rehacerlo, dejando alguna que otra cicatriz, de alguna que otra operación de rectificación. Tengo cuadros que si los miras muy de cerca las percibes y en otros hasta podrían tocarse con la mano por su relieve. Este efecto puede agravarse más si la rectificación resulta insuficiente y finalmente derruimos su estructura aprovechando tan sólo unos pocos rasgos iniciales,  por ser sus trazos más gruesos o por tener ya varias capas de rectificaciones. También las personas tras el paso de la vida  vamos acumulando cicatrices, bien sea en el cuerpo o en el alma; así que tampoco debemos valorarlas como algo feo, sino como un proceso que ha sido necesario para salvar o hacer madurar nuestra obra.

El artista explorador no sabe bien que es aquello que busca, pero si sabe distinguir  cuando lo que tiene delante no le satisface y ahí empieza su andadura de constantes cambios en un mismo cuadro, en un hacer y deshacer constante y a veces compulsivo y obsesivo hasta que queda  satisfecho del resultado que obtiene o se rinde porque siente que ya no puede ir más allá. Muchas veces llega al límite y la obra que tiene entre manos se debate entre ser acabada o derruida por una versión o tema nuevo, de mejor resolución. Es un inconformista nato, pues no se conforma con el primer resultado si en sus entrañas algo le dice que se puede mejorar y es un rebelde, porque se rebela ante las dificultades que le ofrece la obra y lucha con todas sus fuerzas por salvar cada una de ellas.

Ni que decir tiene que esta forma de abordar el trabajo es muy laboriosa, ya que algunas veces antes de finalizar una tela, esta ha vivido en si misma cuatro o cinco versiones, a veces bastante diferentes unas de otras. También requiere valor. Sí, valor para cuando después de mucha lucha  se llega a un resultado aceptable - pero no siendo  todavía satisfactorio-   se va en busca de lo desconocido, sabiendo que se arriesga a perder todo el esfuerzo que ha invertido hasta aquel momento y que no es poco.

El artista explorador pocas veces queda satisfecho totalmente, pero finaliza sus obras porque reconoce sus límites y sabe que obra tras obra su arte mejora y para ello es importante empezar otras. Es alguien que sin saberlo ni proponérselo quizás pueda abrir nuevos caminos.